8/10/12

Rubens, Brueghel, Lorena. El paisaje nórdico en el Prado



Paisaje de mar y montaña. Joos de Momper, el joven


Centro del Carmen. Hasta el 2 de diciembre

La conjunción de tres instituciones tan relevantes como el Museo del Prado, la Obra Social “la Caixa” y el Consorcio de Museos de la Comunitat Valenciana, han hecho posible esta exposición en la que 43 pinturas de una extraordinaria calidad nos aproximan a las diferentes tipologías del paisaje que surgieron a lo largo del siglo XVII en Flandes y Holanda. Fueron estos artistas los que pintando temas cotidianos convirtieron al paisaje en un género pictórico independiente al relegar el tema a un segundo plano y convertirlo en un pretexto para realizar una representación fidedigna de la naturaleza. Aunque hay que tener en cuenta que aún no había nacido la  pintura  "au plein air" y que para realizar estas composiciones el pintor salía a pasear por el campo, tomaba apuntes y a la vuelta, en su estudio, componía una imagen manipulada mezcla de lo visto y de licencias artísticas que le permitían crear un paisaje idealizado, “lugares placenteros” que eran del gusto de los compradores. La perspectiva atmosférica se representa de una manera más simbólica que verdaderamente óptica organizando el espacio en tres zonas paralelas que se desarrollan en profundidad.
 Como se reseña en el catálogo, “la principal clientela de ese mercado era la burguesía mercantil […] que, aunque cultivada, carecía de la cultura humanista necesaria para disfrutar con la pintura de historia, que seguía siendo la preferida por la élite social”.
De cualquier modo  estos artistas supieron mostrar al mundo a través de sus cuadros la belleza de sus vastas llanuras y cielos, el trazado de sus canales y ríos, sus playas y pueblos, sus espectaculares mares, parajes cubiertos de nieve o canales helados, todos ellos inmersos en una luz naturalista.
El paisaje sirvió también, tras el fin de la Guerra de los Ochenta años entre España y Flandes, de propaganda para mostrarse como una nación emergente y poderosa. A pesar de tratarse de representaciones propagandísticas estos paisajes con escenas de la vida campesina son documentos de primera mano para conocer la recuperación del país tras las penurias de la guerra.
Paisaje nevado. Pieter Brueghel

Resulta difícil destacar alguna de las obras expuestas ya que todas son de gran calidad y las diferencian únicamente los temas tratados, la forma de abordarlos, la luminosidad o el colorido. Se pueden ver obras tan representativas como Paisaje alpino de Tobias Verhaecht; La vida campesina y La Abundancia y los cuatro elementos, de Jan Brueghel el Viejo; Paisaje con gitanos y Tiro con arco de David Teniers o los dramáticos Asedio de Aire-sur-a-Lys de Peeter Snayers y Bosque de Simon de Vlieger. El paisaje de invierno y el paisaje de agua están representados con obras como El puerto de Ámsterdam en invierno de Hendrick Jacobsz o Paisaje con patinadores de Joos de Momper el Joven. La exposición termina con algunos de los paisajes encargados por el monarca español Felipe IV para decorar el palacio del Buen Retiro de Madrid a Claudio de Lorena, Jan Both, Herman van Swanevelt y Philips Wouwerman, que se especializo en la representación de cacerías como Parada en la venta y Partida de caza y pescadores.
Resulta necesario hacer referencia a los paisajes de Rubens al que la fama le llegó como pintor de asuntos religiosos, mitológicos o de historia clásica. Pero, el amor del pintor por el paisaje y su profundo conocimiento de la naturaleza se refleja en los cerca de treinta que realizó, especialmente en sus últimos años de vida tras su matrimonio con Helene Fourment y la adquisición del castillo de Het Steen. Al parecer no eran encargos  y Rubens solía regalarlos a sus amigos o reservarlos para su colección particular en la que también figuraban un elevado número de cuadros de paisajes de pintores flamencos y holandeses. No están fechados y el pintor apenas los menciona en su abundante correspondencia. Por ello, apenas se conocieron hasta que a su muerte fue vendida su colección personal, de ahí su interés. De ellos se expone, entre otros, Atalanta y Meleagro cazando el jabalí de Caledonia, una de las obras cumbres del paisaje nórdico.
La exposición se ha estructurado en nueve secciones que llevan al visitante a un recorrido por las distintas tipologías de paisaje:
1.-La montaña cruce de caminos, encuentro de viajeros.
2.-El bosque como escenario.
3.-Rubens y el paisaje.
4.-La vida en el campo.
5.-En el jardín de palacio.
6.-Paisaje de hielo y nieve.
7.-Paisaje de aguas, marinas, playas, puertos y ríos.
8.-Paisajes exóticos, tierras lejanas.
9.-…y en Italia pintan la luz.

Manuela García

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