25/2/13

CRÓNICA DE UN VIAJE INOLVIDABLE A LA CALÇOTADA


INTRODUCCION

La calçotada es una fiesta gastronómica típica de la región occidental de Cataluña, originaria de Valls, en las últimas décadas se ha extendido y puede degustarse en casi cualquier parte de la comunidad durante finales del invierno y comienzos de la primavera. Los calçots, una variedad de cebolleta dulce especialmente cultivada para éste propósito, se asan directamente sobre llamas de sarmientos, la capa exterior se calcina, dejando el interior tierno y cremoso, se sirven en una teja de barro a modo de plato,  que ayudan a conservarlos calientes. Se comen con la mano, aderezados con una salsa romesco. El procedimiento de ingesta –arrancando la capa carbonizada con las manos- hace inevitable el mancharse, por lo que es tradicional ponerse un babero atado al cuello. Mientras tanto, las brasas se aprovechan para asar carnes y embutidos para el segundo plato. (Wikipedia)

CRÓNICA DEL VIAJE




Como  estaba previsto en el programa, se ha realizado la excursión de fin de semana 16 y 17 de febrero a tierras catalanas, visitamos el Monasterio de Vallbona de les Monjes, la población medieval de Guimerá, la ciudad de Cervera y la  capital de provincia Lérida. Todo esto el sábado. Ya el domingo después de desayunar visitamos esta última ciudad acompañados de una guía local y seguidamente nos dirigimos con el autobús hacia el objetivo principal del viaje. Así dejamos la provincia de Lérida para adentrarnos en la provincia de Barcelona.

Cuando Alfredo me propuso que escribiera la crónica del viaje, pensé en hablar de la historia de cada lugar, de sus costumbres, de sus paisajes, de su agricultura e industria,  



  • Que el Real Monasterio de Santa María de Vallbona, es una abadía cisterciense femenina y que junto con los monasterios de Poblet y Santes Creus, forman la gran ruta del Cister.

  • Que el pueblo de Guimerá es una insólita población medieval que va ascendiendo hacia la iglesia de Santa María y el Castillo, que sus cultivos son de secano: cereales, viña, olivos y almendros.

  • Que en Cervera, en tiempos de Felipe V, fue la única Universidad que hubo en toda Cataluña. 

  • Esta ciudad llamada de “la bruja”  por un callejón del mismo nombre y donde a finales del mes de agosto se celebra la gran fiesta del “Aquelarre” (lugar donde las brujas celebran sus reuniones y rituales).

  • Que Lérida tiene su gran monumento en la Seu Vella. Que tiene una calle peatonal comercial de 3 kms de longitud y con cuatrocientos establecimientos, dicen la más larga del mundo. Y tantos y tantos monumentos…

De pronto me he dicho ¡qué estoy haciendo!, todo esto está muy bien, pero lo importante de este viaje, era la jornada gastronómica que degustamos el domingo y que voy a titular:

EL EROTISMO DELS CALÇOTS

Salimos de Lérida y nos dirigimos a través de un precioso paisaje como es el “Port de la Panadella” para llegar a “Santa Margarida del Monjos”, en la comarca del penedés, donde está ubicada la masía “Restaurante CA N’AYXELÀ”, allí íbamos a degustar la tradicional calçotada de la que voy a intentar
explicar todo el ritual de esta “fiesta gastronómica”, en la que, el que no haya estado nunca, ha de probarla. Y el que la prueba; repite. Un inciso. Antes de seguir, quiero deciros que soy primerizo. 

Nos sentamos en seis mesas redondas, con ocho – diez personas cada mesa. El contenido de cada mesa era: dos copas; una para vino/agua y otra para el cava, cubiertos, aceiteras, un pechito en cada silla, porrón con vino, un plato para cada comensal y muchas servilletas encima del mantel.
Lo primero es ponerse el pechito… qué graciosos estábamos, parecíamos niños en un comedor infantil… que bien nos sentaba… hazme una foto para el recuerdo…


Todos nos mirábamos con mucha expectación, y al momento… botellas de cava, pan de payés, platos con tomates y ajos, platos con botifarra negra y blanca, y fuet… ya comenzaba la fiesta. 




Los repetidores aconsejaban; se coge una rebanada de pan, restriegas el ajo, después el tomate o le pones aceite, y a comer con los fiambres que he nombrado.

Y al momento comenzaron a servirnos en “tejas”, sí, tejas curvadas de los tejados de las casas, con los famosos “calçost”… ¡que alegría!. Qué sonrisas, la gente nos mirábamos de una mesa a otra con una complicidad inesperada, qué barbaridad, cuánto había allí para comer… y de nuevo los repetidores nos asesoraron…   Se me olvidaba decir que también sacaron recipientes con la compañera inseparable de esas “cebolletas”: la salsa romesco.


Y de nuevo los repetidores nos asesoraron… el calçot, se coge  con mucho cariño de los rabitos interiores con una mano, y con la otra se cogen los rabitos exteriores y se despelleja pelándolos y quedando el calçot limpio. Se moja en la salsa y… a comer.  ¡Oh que delicia!, hay que decir para el que no lo haya probado, que tienen sabor muy dulce y agradable.  Y así uno tras otro. Primero sentado, luego de pié, se coge con la derecha, el siguiente con la izquierda. De todas maneras.
Por otra parte, estas cebollas están asadas a leña, por lo que el aspecto exterior es negro, quemado de las brasas y que conforme vas comiendo te vas pringando las manos, al mismo tiempo los platos de van llenando de los deshechos. No habíamos terminado con las primeras tejas, llegaron otras llenas de más calçots, y a seguir comiendo. ¿ya has aprendido? Preguntaba uno. Mira qué bien lo hace fulanito. Pero qué manos te has hecho. Menos mal que nos han puesto el pechito. Hasta los más serios reían. Qué armonía. Qué felicidad. Cógelo con suavidad. Como cuando…


Pero que crees que ¿esto ha terminado? ¡Pues no! Cuándo ya estás hasta las narices de comer y de desnudar y desnudar cebolleta tras cebolleta, cuando el plato está hasta los topes de las peladuras, cuando te has levantado dos veces para lavarte las manos, pues tranquilamente te quitan los platos sucios y te sacan otros limpios.
Sigue la conversación, Xé que bó. … mi compañero de mesa contaba un chiste, otro hacía fotografías, los más reían… pero de nuevo se acercan los camareros, ¿qué traerán?... pues traen varios platos para compartir; las famosa monjetes, alcachofas asadas, chuletas de cordero, butifarras y longanizas asadas, all i oli y más pan… Aquello ya era el éxtasis. ¡Ya no puedo más!, esto es una locura! Pues aún cayó.


Los centímetros de cinturita iban aumentando. ¡Ah! y el cava en ningún momento faltaba, se terminaba una botella y al momento traían otra. Allí se podía repetir de todo. Las mesas cada vez más animadas. La gente de mesa en mesa preguntando y comentando lo bueno de las viandas que nos estaban sirviendo. Creo que estoy siendo un poco demasiado largo. El final de postre, como no podía ser de otra manera: crema catalana, y algunos, como se podía… ¡pues repetimos!


Resumiendo, este viaje se ha caracterizado al igual que la mayoría de los que se organizan en nuestra Asociación, por la convivencia habida entre los asistentes y la buena armonía. Como final, y ya en el autobús, Rosario Domingo una joven de 81 años, nos deleitó cantando  unas jotas con textos atrevidos. Rosario profesora durante 49 años nos confesó en clave de humor, que aquello no lo había dado nunca a sus alumnos.
Y ahora sí, para finalizar, Adolfo que no sé si sabéis que le gusta un poquito el cine, nos puso la película “El quinteto de la muerte” que aunque parezca de intriga, es de humor volviendo a casa con muy buen sabor de boca.

 Para los que no vinieron, decirles con el fin de que no tengan envidia, que la calçotada es “una cochinada”
(Texto Antonio Cotolí. Imágenes: Rosa García, Antonio Latorre, Mª Jesús Montilla, Alfredo Domínguez)

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