Empezó la caminata en la Font de Llosar, a las afueras de Vilafranca. Por un camino labrado en las piedras por millones de ganados y que nos conducen al Pi del Comunet.
Antes, pudimos ver cómo el agua, tan escasa, está canalizada y además de forma muy artesanal en el Pous de la Parreta.
Allá lejos veíamos Iglesuela del Cid, nuestra meta, y al final de la loma de pinos nuestro lugar elegido para comer: San Miguel de la Pobla.
Cambiamos los planes por no encontrar un sendero viable y decidimos subir a la Iglesuela del Cid saltando vallas y con el tintineo no muy lejano de ganado vacuno, no supimos si era bravo.
En la Iglesuela nos reunimos con los que habían ido con el autobús y nos dimos un paseo hasta la plaza de la Iglesia.
(Fotos de Alfredo Domínguez y Juan Gea)
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