18/10/13

ÓPERA: LA TRAVIATA, de Guiseppe Verdi

El número que ha salido en el sorteo para la ópera de La Traviata es el CUATRO, para el reparto de las entradas. La lista está expuesta en el despacho y los agraciados, con el resguardo de haber efectuado el ingreso, podrán recoger las entradas en el despacho de la asociación los días 28 y 29 de octubre, en el horario habitual de 10:30 a 12:30.




La Traviata fue estrenada, sin éxito, en el teatro La fenice de Venecia el 6 de marzo de 1853. El público se burló de la representación dirigiendo sus burlas a la soprano  que fue considerada demasiado vieja, ¡tenía 38 años!, y con un problema de sobrepeso que no encajaba con el papel dramático de Violetta quien muere de consunción. Al final de la ópera, el público rio a carcajadas. El día después, Verdi escribió a su amigo Muzio: "La Traviata anoche un fracaso. ¿Fallo mío o de los cantantes? El tiempo lo dirá."
Un año después la ópera se representó de nuevo en Venecia, esta vez en el Teatro San Benedetto y fue un éxito total. Desde entonces su popularidad ha sido constante y se ha mantenido en el repertorio hasta la actualidad.
Es una obra atípica dentro de la producción de Verdi por su carácter realista y la búsqueda de la verosimilitud dramática por encima de las convenciones musicales. Con ella, Verdi alcanzó un estilo maduro, con mayor hondura en la descripción de los personajes, mayor solidez en las construcciones dramáticas, y una orquesta más importante y rica.


La ópera está estructurada en tres actos. En el preludio se reproduce musicalmente el recurso utilizado por Alejandro Dumas de comenzar la novela por el final de la historia, al presentar inicialmente el tema de la agonía de Violeta, profundamente triste, seguido del tema de amor. Lentamente, la música se va animando sin perder el tono melancólico hasta concluir enlazándose con el clima festivo que estalla al comienzo del primer acto.
Uno de los momentos más brillantes y célebres de la ópera es la escena del brindis “Libiamo ne' lieti calici” al comienzo del primer acto.
El punto de inflexión de todo el desarrollo dramático de la ópera reside en la escena del acto segundo entre Violeta y Germont, en la cual éste trata de convencerla por todos los medios a su alcance de que abandone a Alfredo.


El preludio al acto tercero subraya el tono sombrío de la situación. El aria “Addio del passato” termina con una plegaria donde Violeta le pide a Dios piedad para “la traviata”, la extraviada, lo cual finalmente le dará el título a la ópera. El reencuentro de los amantes se sella con el dúo de amor “Parigi, o cara, noi lasceremo”. El uso de la voz hablada como recurso dramático le permite a Verdi entrar de lleno en el realismo, dotando a esta escena de una sobrecogedora dimensión trágica. La obra termina con el "Prendi quest´e L'Immagine", en el que Violeta muere.
La versión que nos ofrece el Palau es la que el director de escena Willy Decker realizó en 2005 para el Festival de Salzburgo. La puesta en escena era tan rompedora y original que sorprendió a todos, y a nadie dejó indiferente. En su presentación el mismo Willy Decker hablaba así de su Traviata: No he querido recargar la ópera con efectos inusuales y supérfluos. Se trata de concentrarse, de focalizar sobre la psicología de los personajes, y quitar todo aquello que no fuera necesario.


En esta versión el coro y los amigos de Violetta Valery se convierten en unos seres anónimos, vestidos todos de la misma forma lo que ayuda a centrar la atención en los personajes principales, que se mueven en un escenario único de forma semicircular, en el que no hay más decorado que unos sofás que en el segundo acto se cubren de unas telas con unas flores tan exuberantes como el amor de los protagonistas. Tras ese momento de explosividad, la realidad cruel del fatal destino que espera a Violetta se vuelve a hacer presente: el espacio se queda nuevamente vacío y un enorme reloj marca el tiempo que pasa de manera inexorable acercando a Violetta a su fin.


Manuela García

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