22/2/14

Benicarló, algo más que alcachofas.

El día 15 iniciamos una nueva modalidad de excursiones, aunando visitas culturales, paseo por la naturaleza y degustación de la comida del lugar. Gracias a la colaboración desinteresada del profesor José Manuel Taléns que llevará estos viajes en nuestra asociación, conoceremos lugares y también su vegetación por muy humilde que sea.

Poblado íbero.


Después de un rodeo no programado, debido a un despiste del conductor del autobús, llegamos a Benicarló.

Visitamos su Centre Cultural Convet de Sant Francesc y posteriormente nos acercamos al yacimiento ibérico de El puig de la nau, situado en una colina cercana a la autopista. Una sorpresa para muchos, por lo bien conservado que se encuentra el poblado de hace más de 2400 años. 



Calles estrechas, recintos habitacionales pequeños, nos acercaron a la vida urbana de aquellos antepasados benicarlandos en un paisaje que suponemos muy, muy distinto al actual, pero cercano al mar y los caminos del comercio como hoy en día.

Imaginamos un horno, casa de un pintor, de un ceramista, el horno, el palacio y un lugar de culto.


Las guías nos explicaron cómo se descubrieron las ruinas en aquella colina, y los testimonios arqueológicos encontrados.

 Barranc d'Aiguadoliva.

Aquí el grupo se dividió, la mayoría optó por el autobús a la hora de regresar a Benicarló. Los demás nos fuimos caminando con José Manuel por el barranco entre Vinaroç y Benicarló.


Paseo tranquilo, en un espléndido y radiante día que nos permitió conocer más de cerca el nombre y las aplicaciones de muchas plantas gracias a nuestro ilustrado guía.



Zarzaparrilla,


lentisco, romero, tomillo, mirto, carrasca, espárragos silvestre, humildes narcisos, y muchas plantas más que por no llevar boli y papel no recuerdo.


Y a medida que nos acercábamos al final, más cerca del mar, la vegetación también fue cambiando.


 Campos de naranjos, alcachofas, caminos alfaltados, las prisas porque el restaurante avisa que la fideguá ya está a punto, la muralla de la autopista, más prisas, y ... cuando llegamos, el restaurante ya había servido el primer plato. Nos lo comimos todo con buena gana, algunos incluida la tapa galardonada por el concurso de tapas de la fiesta de la acachofa de Benicarló. Como siempre hubo sorteo y devolución en efectivo por menor coste del viaje.



Después de una breve sobremesa, visitamos en la iglesia parroquial, la exposición La Luz de la Imágenes, que recorrimos en dos grupos atentos a las eruditas explicaciones de las dos magníficas guías.

El día terminó, algo cansados, con bajada de temperaturas pero con la sensación de haber disfrutado del paisaje y de la compañía de unos buenos amigos y amigas.
A.D.





20/2/14

BOLETÍN NUM. 8

Publicado el nuevo Boletín con informaciones y noticias para el próximo mes de marzo.
A destacar el nuevo Taller Coral, viajes, teatros, caminata y mucho cine.




14/2/14

AL AGUA. La playa en la pintura valenciana de 1900


El Centro Cultural Bancaja, desde el Gabinete Sorolla que inauguró el pasado año, presenta un proyecto pensado a partir de la obra de Sorolla Al agua (1908) que sirve como excusa para dar una mirada a una serie de pintores coetáneos que también incidieron desde sus obras en diversas y distintas representaciones de la playa. Joaquín Sorolla, Ignacio Pinazo, Cecilio Pla, José Mongrell, José Navarro, Enrique Martínez-Cubells y Ernesto Valls son los artistas aquí representados y en cuya obra el mar ha tenido una especial relevancia. 

 La muestra, que podrá visitarse hasta el 7 de junio, reúne 35 obras de pintores valencianos producidas entre finales del siglo XIX y principios del XX, que tienen como hilo conductor la presencia del mar y los bañistas en la pintura valenciana de ese periodo. La mayoría son de pequeño formato, un tamaño que permitía a los pintores transportarlas fácilmente y treinta son inéditas ya que pertenecen a colecciones privadas. Todas tienen en común, además del tema, el haber sido pintadas al aire libre y su aproximación al impresionismo. Las obras pertenecen a la propia Fundación Bancaja, a la Casa Museo Pinazo de Godella y a diversas colecciones privadas. 


Como los comisarios de la exposición, Pérez Rojas y José Luis Alcaide, recuerdan en el pequeño catalogo editado, Pinazo fue el pionero de este acercamiento a la playa como motivo de inspiración y desde sus estampas, casi siempre de pequeño formato, supo captar en directo y no desde una fotografía o el taller, todos los aspectos que atañen a la esencia del paisaje marino y la playa, tradición que más tarde desarrollarían Sorolla y otros artistas de su generación. En la exposición se puede disfrutar de algunas de ellas, entre las que están Playa con coche de caballos (1876), La tartana (1880), Bañistas (1889), Playa con barcas y bañistas, Mujeres bañándose (1898), Playa del Grao (1890) o Rebaño en la playa. 


Sorolla amplió el tamaño de los lienzos, aunque también practicó el pequeño formato, e internacionalizó con sus trabajos los escenarios de la playa valenciana: sus barcas de pesca, los niños desnudos al sol o los paseos por la playa de la sociedad de la época. “El estímulo de la obra de Blasco Ibáñez le llevó a recuperar desde una perspectiva más contemporánea un interés latente por el mundo del mar y desarrolló el asunto marinero entronizándolo como un nuevo género”. Aquí podemos admirar junto Al agua (1908), Playa de Biarritz (1906), Figuras sentadas en la playa de San Sebastián (1917), Casetas en la playa (1906) o En las rocas del faro de Biarritz.



 José Navarro, amigo y vecino de Pinazo, con quien comparte el gusto por el formato reducido, tampoco es ajeno al luminismo de Sorolla, pero se sintió más atraído por las infraestructuras de ese entorno, como las casetas con ruedas o los merenderos ‘vora mar’, de él se exponen Escena de puerto y Regreso de la pesca. 

 Por otro lado, Cecilio Pla, desde una paleta y un estilo muy personal, captó perfectamente el ambiente de los veranos en la playa de Las Arenas, mostrando los distintos rincones del balneario, el devenir de la vida burguesa a la orilla del mar, con sus sillones, sombrillas, y personajes a la moda. 

José Mongrell es un “sorollista” que pinta con insistencia temas análogos a los de su maestro, como se puede apreciar en Niño secándose, pero que se enlazan al mismo tiempo con una evocación más clásica. 

Enrique Martínez-Cubells, pinta con acento propio y menos luminoso, aunque este no es el caso de la obra expuesta Madre con niños en la playa. 

De Ernesto Valls, un pintor casi desconocido discípulo de Sorolla que se estableció en Argentina, podemos ver Madre con niña en la playa, que refleja la influencia de su maestro. 

El recorrido por la sala permite apreciar las influencias mutuas entre estos artistas que destacan por captar la esencia del mar, aunque por supuesto ninguno de ellos redujo su obra a estos temas, y ser un referente de la pintura valenciana de fin de siglo. 

Manuela García

8/2/14

Senderismo. ESLIDA-LA VILAVELLA




El sábado pasado día 1 de Febrero los amantes del senderismo pudimos disfrutar de una salida maravillosa. Disfrutamos de buen tiempo y una temperatura agradable.
Nuestro punto de partida fue Eslida en la Sierra de Espadán, localidad que se encuentra en un lugar privilegiado debido a la gran belleza de su entorno, donde predominan los bosques de pino y alcornoques.

Seguimos el GR-36, encontrándonos con un terreno con subidas y bajadas algunas importantes, con una vegetación abundante y variada. Este sendero permite unir a esta localidad con Vilavella en un recorrido aproximado de 19 km. Interesante recorrido entre la costa y las montañas.


Pasamos por el Coll Rog, Coll d´Artna, Aljub dels Caçadors, la Fonteta d´oliver, algunas de las cimas más destacadas de la sierra como el Batalla y el pico Espadán se pueden divisar durante todo el recorrido. Según el tramo se puede ver el Mongó, el Peñagolosa y divisar el mar.


Al llegar a la Vilavella sobre las 17:45 h. cogimos el autocar y nos dirigimos a Mascarell, población amurallada en perfectas condiciones.


Fue un día muy agradable, que disfrutamos en excelente compañía y con unos parajes maravillosos.


                                                             (Texto e imágenes de Juan Gea y Mª Rosa Gomis)


5/2/14

OBITUARIO




Ha fallecido nuestro amigo y compañero de la Junta de la asociación Salvador García.
Hombre trabajador, que contagiaba a todos con su buen hacer y su gran corazón. En este último año, estuvo algo apartado de las actividades por causa de la larga enfermedad contra la que estuvo luchando hasta el último momento, esto no le impidió seguir colaborando en el grupo de solidaridad. Estuvo trabajando desde la fundación de Amigos de la Nau Gran y todos los que estamos implicados en el quehacer diario de esta asociación siempre le estaremos agradecidos.

Desde aquí queremos transmitir nuestro más sincero pésame a su familia y allegados.


4/2/14

Viaje a Cartagena y Murcia


Los días 25 y 26 de enero de 2014 nuestra asociación, Amigos de la Nau Gran, dispuso hacer un viaje para seguir conociendo nuestras ciudades, de España.
La salida como siempre, partiendo de la Facultad de Geografía e Historia, bien tempranito, a las siete de la mañana, iniciamos el viaje.
Los pasajeros ya conocidos de algunos viajes anteriores se volvieron a reencontrar. Y los que lo hacía por primera vez disfrutaron conociendo a nuevos amigos.
El madrugón mereció la pena, ya que con puntualidad se acudió a la cita, en la hora programada, con júbilo y alegría por parte de los cincuenta viajeros que salimos, en primer lugar, hacía Cartagena, no sin antes, claro, hacer las paradas pertinentes para ir al aseo o tomar un café bien calentito ya que en esta época del año es lo que más apetece.
CARTAGENA: Se trata de una ciudad solemne con grandes avenidas y edificios con Historia. Sus parques alegran el entorno al dibujarle el colorido de sus plantas y los variados árboles milenarios.
Hacía, en ese mañana, fresco, pero al ser el clima seco, el sol bañaba las calles ofreciéndonos un abrazo caluroso, haciéndonos sentir como su estuviéramos en casa.
Las primeras visitas se acogieron con entusiasmo, deseosos como estábamos de conocer la ruta que íbamos a seguir.
En primer lugar el Castillo de la Concepción, situado en la colina del mismo nombre, construido por Alfonso X el Sabio en el siglo XIII. Un punto de vista estratégico y defensivo de la ciudad durante varios siglos.
En la actualidad la torre de homenaje alberga el centro de interpretación de la Historia de Cartagena, ya que desde lo alto se divisan las mejores vistas del puerto y del casco urbano. El recorrido se completa con las estancias anexas a la torre donde se acerca la textura visitante a la Edad Media de la ciudad.
El ascensor panorámico con sus 45 metros de altura es el medio perfecto para llegar al Castillo, salvando así el desnivel de la colina, y reconfortando, de esa manera, el caminar de los visitantes, aunque algunos de nosotros preferimos subir a pie para así hacer ejercicio. En el camino encontramos algunos ejemplares de Pavos Reales, que con su bello plumaje nos hicieron sentir la hermosura de tan bello y delicado animal.
Conocimos también la magnífica arquitectura defensiva del Mediterráneo, adentrándose en el importante sistema defensivo militar de la Bahía de Cartagena y es que desde finales del Siglo XVII cuando Cartagena se convirtió en la base permanente de la escuadra Naval que revive a diario con la artillería del Fuerte. Castillo, el foro romano (el Molinete) uno de los mayores parques arqueológicos urbanos de España (Edificio del Atrio, para la celebración de los banquetes religiosos, el complejo termal, la plaza porticada…), las murallas púnicas, restos de la cripta de S. José del siglo XVII con sus danzas macabras. Un largo recorrida matutino.
Terminadas esas visitas, deseos de descansar, nos dirigimos al lugar donde nos esperaba la deseada comida. El cerebro se nos había llenado de Historia pero el estómago estaba inquieto, ya que desde el lejano desayuno nada habíamos tomado. Ni siquiera una cervecita acompañado de un buen picoteo.
Cansados llegamos al restaurante, un barco flotante instalado en el Puerto.
La comida fue exquisita, sin siquiera darnos cuenta que el barco nos mecía lentamente. Disfrutamos también de una ocasional música a toque de Acordeón. Al final, o entra plato y plato, tuvimos ocasión de acogernos en la cubierta a una espléndida vista panorámica embellecida por el solo que caía en las primeras horas de la tarde. Se dispararon las fotografías y tomas como si se tratase de la secuencia de una película.
Con las pilas recién cargadas y las piernas descansadas nos pusimos de nuevo en marcha para visitar el Museo Teatro Romano. A través del Museo, que se encuentra en la Plaza del Ayuntamiento, por una galería subterránea que atraviesa un calle (obra de Rafael Moneo) se llega al magnífico Teatro Romano en el que cabían 7000 espectadores y que posee una admirable fachada escénica en la que destaca el juego cromático de los materiales empleados.
Dimos terminada la visita a esta bella ciudad junto con sus ruinas coronando la historia de un pasado que nos lleva a conocer como eran, vivían y pensaban en aquellos tiempos.
En el autobús nos esperaba Miguel, el conductor, simpático y siempre eficiente al volante, para llevarnos al hotel Arco de San Juan situado en la plaza de Ceballos de Murcia.
Llegamos sobre las siete de la tarde. Esther, nuestra guía, nos entregó las llaves de nuestras habitaciones y, al fin, pudimos ocupar con deseo de descansar la habitación. Antes de cenar, un baño para refrescarnos.
El hotel, una restauración del antiguo palacio del Marqués de Floridablanca, era acogedor, limpio y cómodo con un servicio, recepción, metres y camareros, eficientes. Una estancia ahí corta pero agradable. La cena, que comimos con gran apetito, estupenda. Y en ella la sorpresa de que Adolfo, como es habitual, de la rifa. Con gran alborozo esperábamos que saliera una nuevo número porque pensábamos esta vez seguro que nos toca.
Después de cenar varios salimos a pasear por las calles (el hotel estaba muy céntrico al costado de la catedral), otros prefirieron irse a descansar. La noche era cálida y apetecía realizar una primera visita a la ciudad. Los edificios de la ciudad estaban iluminados, y las calles estaban repletas de gente. El paseo se alargó más de una hora.
Personalmente cuando llegué a esa cama de la habitación de un metro ochenta, me deje caer y en pocos minutos ya estaba con los ojos cerrados y durmiendo profundamente.
A la mañana siguiente después del desayuno nos esperaba el guía que nos iba a enseñar la ciudad. Antes dejamos las maletas en el autobús.
Recorrimos la plaza de la Glorieta, la de los Apóstoles, la del Cardenal Belluga, las más conocidas y transitadas de la ciudad, ya que ahí se encuentra la Catedral, el Ayuntamiento y el Palacio Episcopal. La plaza del Cardenal Belluga está presidida por una escultura de tal personaje, obispo y soldado.
Accedimos a la Catedral, de trazado barroca, que contrasta con el estilo del Nuevo Ayuntamiento de Rafael Moneo situado frente a su puerta principal.
Su portada de estilo barroco posee gran belleza y monumentalidad. Está dedicada a la Virgen Maria titular del templo y tiene dos cuerpos horizontales y tres tramos verticales. Las puertas llamadas de las Cadenas de estilo plateresco y la de los Apóstoles de estilo gótico florido son los otros accesos a la Catedral que posee la torre campanario más alta de España.
La Catedral de Murcia resume más de 600 años de Historia y de Arte. Su construcción tuvo lugar sobre la antigua Mezquita Mayor de la ciudad. Se comenzó a construir en 1394 y se concluyó en 1462, momento en que se cerraron sus bóvedas. Desde ese año y hasta finales del Siglo XVIII vivó puntuales reformas y añadidos, de ahí los múltiples estilos artísticos que la configuran.
Dentro, referido a la parte central, el guía no pudo explicar demasiado debido a que habían comenzado los Salmos cantados con anterioridad a la Misa. De todas maneras pudimos admirar el Retablo de la Capilla Mayor y el lugar donde se guarda el corazón de Alfonso X. el trascoro y varias capillas.
Al salir el día se mostraba espléndido con un sol que nos calentaba y nos llevaba a desprendernos de los abrigos,
Todo se unía para completar un viaje muy completo que nos enseñó a todo el grupo a apreciar mucho más lo que tenemos y de los máximos detalles que pasan normalmente desapercibidos.
Después de la Catedral visitamos el Real Monasterio de Santa Clara. Toda una sorpresa. El Monasterio alberga una parte muy importante del arte y la Historia de la ciudad. Enclavado en el antiguo barrio amurallado de la Arrixaca, fue construido en el Alcázar del Palacio Islámico del Siglo XIII. Con la conquista cristiana el lugar se convirtió en Palacio Real de los Monarcas Castellanos hasta que Pedro I en 1365 se lo entregó a la Abadesa Berengueda de Espín de la Orden de Santa Clara. Posteriormente se construyó una Iglesia anexa. Hoy se ha podido recuperar el estanque del Palacio árabe original del estilo de los patios característicos de la arquitectura granadina y en el que se reproduce, ahora, parte de la flora original formada por palmeras, ciruelos, cítricos, albaricoqueros, granados… La unión del agua y la vegetación crea un ambiente evocador típico de la grandeza del periodo musulmán.
Por último visitamos el Museo Salzillo creador a principio de los años cuarenta del siglo pasado con el fin de difundir la obra de uno de los mejores imagineros de España. El Museo está formado por los pasos procesionales de la madrugada del Viernes Santo. También contiene un Belem, del propio escultor, de más de quinientas piezas. Los pasos de Semana Santa que Salzillo hiciese para la Real Cofradia de Nuestro Padre Jesús se encuentra en la primitiva capilla de la Iglesia del mismo nombre que la cofradía. En cada capilla de las que conforman la planta centralizada, se sitúa un paso que representa una escena de la Pasión.
Terminada la visita guiada de la mañana alguno todavía fue a visitar el sorprendente Casino de la ciudad (también era magnífico el de Cartagena), Después una deliciosa comida antes de regresar a Valencia.  
Cristina Cordón