31/5/14

Viaje a Huesca y Calanda


   Hola, estoy aquí para contaros el viaje  del grupo a tierras aragonesas de Huesca.
    En Alcañiz y en compañía de una guía nos fuimos enterando de todas las cosas de la ciudad. Su nombre actual proviene del árabe, quizá de Al-Qannis que significa “las cañas “, muy abundantes en la ribera del rio Guadalope,  en cuyas orillas se levanta la ciudad. 




   Debajo de la oficina de turismo, nos descubrió nuestra guía, unos estrechos pasadizos subterráneos que nos llevaron a un nevero medieval donde se guardaba durante todo el año la nieve y el hielo recogido en invierno para la conservación de alimentos y otros menesteres. Estos túneles también servían para facilitar la huida en caso de peligro. Igualmente existe la creencia de  que hubiera podido servir a la inquisición y sus tribunales.
    Muerto en 1134  en Huesca Alfonso el Batallador, sin dejar descendencia, medio obligaron a Ramiro, obispo de  Barbastro, a que  ocupara el trono pues Alfonso había legado el reino a la orden militar del Temple.
    En 1135 ocurrieron los hechos que dieron lugar a la truculenta leyenda de la campana de Huesca. El rey Ramiro II decapitó a doce nobles que le presentaban grandes problemas. Contemplamos el magnífico cuadro de Casado de Alisal que representa una estancia subterránea en la que el rey Ramiro II señala con la mano abierta las doce cabezas cercenadas de los nobles rebeldes, dispuestas en círculo entre las que destaca colgada de una cuerda, la del obispo.
    Las cabezas decapitadas las encontró en un depósito de cadáveres y las usó en distintas posiciones. Bajando la escalera aparecen otros nobles, que contemplan horrorizados la escena. Como anécdota el guía  nos contó que el pintor usó a diversos amigos como modelos para los nobles de la escalera, entre ellos los hermanos Bécquer, pintor y escritor respectivamente.

    Después de muchos avatares de conquistas y reconquistas por sucesivos reyes, fue  Alfonso II de Aragón  el último en reconquistarla. También fue sede  del parlamento de la Concordia en 1411 para elegir al sucesor de la corona de Aragón tras la muerte de Martin el humano. De este proceso  salió elegido Fernando de Antequera.
   Los guías nos contaron todas las anécdotas divertidas sobre los reyes y monjes. Y qué manera pedagógica tenían estos para meter miedo expresando en los capiteles y pinturas las escenas  de los castigos del infierno, de los pecados, de la vida de Jesus. Nos hablaron de los reyes magos que no representaban lo que creíamos, sino que simbolizaban las  edades de la vida: el pasado el presente y el futuro.
   Aprendimos que Pedro IV El Ceremonioso era bajito y se hizo construir un casco metálico que medía 30 centímetros para parecer más alto.
   Visitamos el Castillo de Loarre,  una formidable fortaleza, donde se rodó una película medieval, de las Cruzadas parta ser exactos. Ahítos de historia y de cultura regresábamos cada noche a al hotel…la comida ¡que reparadora! Al ser un grupo relativamente pequeño nos dio ocasión de conocernos mejor. Adolfo tan vital  y la dulce  Esther, como siempre pendientes de todo.
   En Barbastro visitamos las bodegas del Vero, en la zona del Somontano. Allí disfrutamos sobre todo de una degustación de los ricos caldos y de unos aperitivos. Naturalmente compramos vino.
    
Conocimos también en Calanda al “último carlista”, un personaje pintoresco que nos contó su historia personal y se ofreció para en un futuro enseñarnos “de verdad” la ciudad.
    Visitamos el museo de Luis Buñuel, un verdadero descubrimiento por mi parte. Podemos estar orgullosos de este artista universal. 
   La guía, encantadora, una señora del terreno, incluso nos cantó una de las jotas que más le gustaban a Buñuel.
   El ultimo día, nuestro querido Adolfo, nos condujo  bajo el sol, no de la Toscana, si no de Aragón, en un increíble paseo de dos kilómetros, en busca del autobús perdido. 

Se lo perdonamos porque es un maravilloso comentarista de cine y nos distrajo durante parte del viaje hablando en este caso de Luis Buñuel.
   En fin….que os voy a contar a todos los que habéis participado en este recorrido, peregrinaje de la ruta del vino.
    Animo a todos los demás amigos de La Nau Gran a acompañarnos  en los próximos viajes. Ha sido una magnifica experiencia.

                                                                                  Elena Carpintero

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