Tantas leyendas de reinas "enloquecidas", tratados internacionales, toros lanceados, que cuando llegamos a Villalar nos quedó el sabor de una derrota anunciada y sin embargo nos hizo posar ante el monumento de los ajusticiados ahora convertidos en héroes.
Foto de Nora |
Nos acercamos a un castillo comunero, Torrelobatón, y una villa con muchas librerías: Urueña.
Al día siguiente, ya de vuelta, en Olmedo paseamos por un parquecito de reproducciones bastante infantiles de monumentos mudéjares y visita a la villa roma de Adaja-Pura.
En Arévalo comida muy cristiana y suculenta. Un cochinillo que algunos comimos por primera vez y que nos dejó un buen recuerdo en el paladar aunque nos subiera un poco el colesterol.
(Texto e imágenes de Alfredo Domínguez)
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