13/4/16

DE LOBOS A DOLMENES. VIAJE DE FALLAS 2016

Una de las fechas que la Asociación toma siempre para los viajes largos es la semana de Fallas, siete u ochos días para para ver, conocer, admirar y contactar con otros lugares de nuestra Península, o si se tercia, más allá.
En este marzo de 2015 por tierras andaluzas se optó por la provincia de Málaga y una parte de Cádiz, correspondiente a los pueblos considerados como blancos; una denominación un tanto discutible en cuanto la mayoría de los pueblos andaluces son blancos.
El viaje se inició con unos problemas inherentes al bus, como, ya en ruta, comprobar que no iba el micrófono algo necesario e imprescindible, resuelto al día siguiente con el cambio por un excelente autobús. La mañana del primer día, de cualquier forma no nos era demasiado propicia, ya que la comida, en un curioso lugar-museo cercano a Antequera, no nos deparó demasiadas alegrías entre otras cosas por el servicio del museo-restaurante.




Por la tarde ya comenzó el verdadero sentido de un buen viaje. Sorprendente la visita, y la explicación, en Lobo Park (muy cerca, pero en sentido contrario de la marcha del Torcal de Antequera), donde pudimos contemplar, y tener muy cercanos tres especies de lobos, cada una representativa de un lugar y donde sobre todo sorprendieron los lobos blancos caucásicos.

Desde allí al céntrico hotel de Málaga, al lado de la elegante calle Larios, donde todo estaba preparado (sillas, tribunas) para el inicio de las procesiones de la Semana Santa. Y limpias, casi en su totalidad, las calles de la cercana huelga de basuras.
Málaga con sus numerosos bares (o restaurantes) de tapas elaboradas y exóticas (entre ellos el célebre café Chinitas), sus menos numerosos museos, la original catedral conocida como la manquita (una de sus torres nunca ha sido terminada), la pequeña pero coqueta alcazaba, el nuevo paseo del puerto, el teatro romano… es una ciudad para pasear, disfrutar, conocer y saborear poco a poco.

A uno le resulta muy curiosa la Catedral, la coqueta alcazaba (como una muy pequeña Alhambra), el museo Picasso, ¡que menos siendo la ciudad donde nació!, el de San Petersburgo o el Pompidou, un monumento del arte moderno y donde además, podría cundir el ejemplo, dejan hacer todo tipo de fotografías. Eso sí, un museo que, por su entidad de arte de vanguardia, a unos les entusiasma mientras otro prefieren ignorar o se revuelven contra las obras expuestas. En uno u otro caso el arte, en este caso en su ansia de provocación, cumple su objetivo




Fuera de la ciudad nos acercamos a Casares, la ciudad donde naciera Blas Infante, con su vista impresionante a lo lejos, a medida que nos acercábamos, y la belleza de sus calles siempre, como en la mayor parte de estos lugares, en ascendente. Y además con la sencillez y simpatía de sus habitantes. El otro lugar que visitamos es Mijas, conocido como el de los burritos, por sus vehículos turísticos para recorrer el pueblo.


Nuestro alojamiento cambio a mitad del viaje. Si en la primera parte habíamos pernoctado en Málaga ahora lo hacíamos en la bellísima población de Ronda, lugar y refugio de tantos artistas, escritores y… toreros. Cerca, se dice, en la finca de los Ordoñez se encuentran las cenizas de Orson Welles.
En el camino hacia Ronda, al no poder llegar a la zona de los pinsapos, nos dirigimos a una pequeña localidad, hermosa como todas, Tolox, al pie de la Sierra de las Nieves, con el barrio de la rinconada del Castillo o sus paseos por el campo por el que algunos optaron hacía la ermita de la Virgen de las Nieves sin olvidar, en el camino, la fuente de aguas sulfurosas de la fuente Amargosa. Y es que en Tolox existe un balneario para la cura de enfermedades respiratorias.

Ya en Ronda, los que no conocían la ciudad, quedaron asombrados. Son muchas cosas, aunque algunos sobre todo se puedan extasiar con su plaza de toros, cuyo ruedo es el más grande del mundo (demasiado tiempo dedicó la guía local a esta visita cuando hay muchas maravillas en esta localidad y que algunos tuvimos que admirar por nuestra cuenta). Entre otras su conocido, y reconocido, tajo sobre el río que separa ambas partes, la moderna y la antigua, de la ciudad. No sólo, están sus plazas, los edificios palacios antiguos, las puertas de las murallas (con una cierta semejanza a las de Ávila), el paseo que circunda la muralla y que lleva a los baños árabes, el puente viejo o el Arco o la puerta de Felipe V. Nada extraño que una ciudad así atrajese a poetas y escritores como Rilke Irving, Joyce y muchos, muchos más.

 










En Ronda, además, pudimos contemplar estos curiosos abetos propios de la Sierra de las Nieves y de Grazalema, de gran protección: los pinsapos.

Desde Ronda hicimos varias rutas. En una de ellas conocimos otra población de gran hermosura, Arcos de la Frontera, eso si con sus subidas y bajadas continuas. Uno se sorprende que por estas calles puedan bajar, y subir, los pasos de la Semana Santa llevados por los correspondientes costaleros. Pero, los suben y bajan. Una población para deleitarse recorriéndola. 


Un zigzagueante camino nos condujo a Grazalema. Merece la pena hacerlo y ver la población allá abajo como protegida por las alturas. Desde allí se dominan unas vistas impresionantes y en sus alrededores, e incluso en su interior, nos encontramos con más pinsapos.

Al día siguiente fue la sorprendente Setenil de las Bodegas con sus casas, en las calles del Sol y de la Sombra, construidas sobre la roca siguiendo el conductor del río. Los que quisieron, pudieron, tuvieron tiempo, cuesta arriba se acercaron al castillo o la Iglesia. Una vista magnífica del pueblo, ya en nuestra marcha con el autobús, se tenía mientras, ascendiendo la carretera, nos dirigíamos hacía Olvera dominada por la Iglesia y el castillo elevado en lo alto. Una población, como otras de la zona, considerara como de interés artístico-cultural.

Después de la comida casera, muy agradable, en un bar-restaurante de Zahara de la Sierra nos dirigimos hacia Ubrique. Después de tantas cosas maravillosas como habíamos visto a lo largo de la semana, nos supo más bien a poco y desde luego, a pesar de su interés, resulto excesiva la visita al museo de la piel. No hay que olvidar que esta población es una de las más importantes en la fabricación-preparación de la piel.

Después de esas visitas volvimos, cerrando el viaje en la primera población andaluza de la que habíamos partida, a Antequera. Una bonita visita por la ciudad, en la que nos faltó la alcazaba, para terminar, allí mismo, en los sorprendentes conjuntos dolménicos que se encuentran en las afueras de la población. Simplemente impresionantes.



Una muy buena comida el Loja dijo su adiós a un viaje en el que hemos catado muchas cosas novedosas subiendo y bajando por pueblos y localidades hipnóticas en su hermosura. A.B.  
(Fotos de Elvira Ramos y Francisco Gómez-Salcedo)

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