Los
protagonistas de este relato, son un grupo de personas que querían conocer
Huelva, no solo la ciudad, sino también sus
parques, pueblos y comarcas; cómo
vivían, cómo habían vivido sus antecesores, de que vivían ellos ahora, cómo era su entorno natural, y lo que era mas
interesante, qué comían, de que se alimentaban estos habitantes del suroeste de
la península ibérica. Para ello tomaron un primer acuerdo, cuando querían
viajar y concretaron que querían hacerlo en el mes de marzo de 2017, cuando
Valencia está en pleno apogeo fallero.
Empezaron
por buscar en google, (como se busca
todo), primero buscaron un dios (menor) que dirigiese
sus destinos, y a continuación buscaron un hada que les guiase, les orientase y
les sacase de apuros en su periplo aventurero. Como siempre pasa en internet,
encontraron infinidad de dioses y hadas, todos ellos cual mejor que ofrecía los
mejores itinerarios, a los mejores precios y con fantásticas cualidades humanas
para dirigir este grupo de personas desorientadas y ansiosas por conocer otros
mundos. Hete aquí que advirtieron una
página que se denomina “nave grande”,
que en lengua vernácula significa NAU GRAN, Y pensaron que al tratarse de una
nave y además ser grande, era lo ideal para cubrir su objetivo.
¿Qué
hicieron?, quedaron el día 30 de noviembre todos en la puerta de la oficina, y
para que no se les hiciera tarde, aunque la oficina abría a las 9:00, ellas (porque
ellos siempre van un poco más tarde) se presentaron a las 06:00, cuando todavía
estaba de noche, y esperaron y esperaron, hasta que llegó la hora de apertura
de la oficina. Se apuntaron para
realizar el viaje de sus sueños y también para salir de Valencia en fechas tan
destacadas. Se inscribieron en orden y fueron pagando el importe del viaje.
Para
concretar el programa de las cosas que querían hacer, ver y comer durante esos
días, primero se encomendaron a su dios,
para que les hiciese aterrizar en sus sueños, y él como buen conocedor de todos
los mundos, perfiló los detalles de lo que era posible visitar y que otras
cosas había que dejar para otra ocasión.
Y así se fue perfilando el programa
del martes 14, día que empezaba su viaje y los siguientes.
Acto seguido fueron en busca del hada que sería quien les llevara de la mano en
este viaje, le dijeron el itinerario, su promesa de portarse bien como
viajeros, ser puntuales y disfrutar. El día acordado y para que no se les
hiciera tarde llegaron a la estación a las 07:30, el
tren salía a las 08.00 pero ya estaban allí , mucho antes de la hora de salida
para prevenir posibles incidencias.
En
el viaje de ida, para desentumecer sus fuertes y robustos músculos, un grupo de
ellos, hicieron estiramientos desde sus asientos, que sabiamente les dirigió la compañera Elvira. Llegaron a Sevilla, fin de esta
primera etapa y en bus siguieron su periplo viajero hasta Huelva, su lugar de
destino para estos 7 días.
Conforme
les habían aconsejado, tanto su dios, como la hada, ese primer día como no podrían
dormir la siesta, como manda su religión, les prepararon una comida muy, muy ligera, así es que acabado de
comer, se fueron de visita guiada por la ciudad de Huelva por sus colinas,
pasando por el santuario mudéjar de la Virgen de la Cinta y después se
trasladaron a Moguer, donde fueron guiados, pasearon por la ciudad visitando el
antiguo Monasterio de Santa Clara , de estilo gótico–mudéjar, donde estuvo
Colón antes de su gran periplo y realizó
el llamado “Voto colombino”. Después la casa del gran poeta que sería la enseña durante el viaje, Juan Ramón Jiménez,
premio nobel en 1956. Ya anocheciendo regresaron a Huelva y tras un breve paseo se juntaron nuevamente para
degustar la cena.
Todos
los días en los desplazamientos recibían
unos consejos de Juan Ramón a Platero y retazos biográficos del poeta para
culturizar. Hoy se dirigen a visitar el
museo minero, la casa modelo de las utilizadas por los ingleses en su periodo
de explotación de las minas, en un barrio típicamente Victoriano. La mina Peña
de Hierro, con su curioso lago y donde todos lucieron cascos de protección en
variados colores. Viaje en el tren minero, para ver el rio Tinto de cerca. Tras
el exquisito cocido, llegaron hasta Aracena, donde visitaron, no sin esfuerzo,
la cueva Las Maravillas que resultó ser realmente una maravilla de la
naturaleza con lagos, estalactitas y estalagmitas. Para acabar el día subieron el castillo y la iglesia adyacente de Nuestra
Señora del Mayor Dolor.
Los
viajeros, con lo previsores que fueron para todos los detalles, no pensaron que
también tenían que cenar, que no solo hay que alimentar el espíritu viendo
cosas bonitas, sino que también tiene que cenar, así que les tocó tirarse a la
calle a proveerse de alimentos, bien crudos o cocinados con que saciar sus
necesidades. Descansaron tan ricamente que el otro día madrugaron para salir a
las 06:30 para el Parque Natural de Doñana, declarado Patrimonio de la
Humanidad por la UNESCO.
Llegaron
con mucha antelación, como tienen costumbre este grupo de viajeros, y a las 08:30, se pusieron en marcha los vehículos
que les habrían de llevar a conocer el parque, primero a la zona de la playa,
después a las dunas móviles, con sus corrales de pinos. Finalmente a las
marismas y poblados abandonados. Es el espacio natural con mayor
diversidad de Europa, donde se
encuentran mamíferos, reptiles y aves de numerosas especies.
Parada
en la ermita de la Virgen de Rocío. Unos a verla y otros a degustar un fino o
caña con gambas de la zona, a modo de aperitivo. Abundante fue la comida en el
bodegón de Bollulos, gambas, chopitos, boquerones, y carne de cerdo a la
parrilla, todo ello suficientemente regado con vinos. A las 16:30 estaban en la
bonita población de Niebla, donde destaca la muralla, y las muchas puertas de
herradura que tiene, bonita iglesia de la Virgen del Pino y el castillo con sus
torreones. Este día sí que les da tiempo a pasear por la ciudad de Huelva, y
comprar un pastel en Dioni y en tartería Las Alemanas, ver alguna exposición,
algún monumento y tomar algunos pinchos en sus numerosos bares y restaurantes.
Otro
día fue destinado a visitar el Monasterio de La Rábida, con parada en la estatua
de Colón
El sábado camino a tierras portuguesas, en
Faro les espera el guía que conduce sus
pasos por la Catedral y el Museo de Los Rostros y calles comerciales, pasando a
comer en restaurante Vila Adentro y exquisito Bacalao a Bras. Breve fue el paso
por Tavira con su Iglesia de la Merced, gran Rio y Castillo. De vuelta en Huelva un numeroso grupo hacen
un paseo para ver la puesta de sol maravillosa desde la estructura de hierro
que eran los muelles desde donde llegaba y salía el mineral hacia otros lugares.
El
19 de marzo el destino les lleva a Almonaster La Real, con subida a la
mezquita. Todos quedan impresionados al ver esta pequeña maravilla tan
desconocida por nosotros. Allí se lleva
a cabo una breve fiesta fallera como no podía ser menos en tan señalado día. En
Cortegana el guía nos acompaña al Castillo, Iglesia y cuenta la gran industria corcho-taponera de
la zona. Desde allí a Jabugo, para la compra de manjares de cerdo ibérico.
Por
la mañana del último día de periplo viajero, se dirigen en bus a Sevilla. Allí
cada cual visita los lugares que más le interesaban o simplemente pasean hasta
la salida del Ave que les lleva de regreso a Valencia. Las despedidas siempre
son hasta el próximo viaje… Están contentos con los días pasados, tanto por lo
que han visto y aprendido como los días pasados entre amigos. Estos viajeros ya conocen, por anteriores
encuentros, que cuando ellos viajan, el sol se come las nubes, y no llueve,
desafiando así a las predicciones meteorológicas. Todo redondo .
(Texto y fotos de Manuel Frutos)
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